Es entonces cuando me acordé de algo que leí sobre el autor de Mafalda, que dijo que sería genial poder vivir al revés. Es decir, “nacer” al morir y empezar a vivir con una edad bastante alta. Y conforme vaya pasando el tiempo, ir haciéndonos casa vez más joven.
Así pasaríamos el mal trago de morir y disfrutaríamos de la jubilación. Después tendríamos que trabajar durante gran parte de nuestra vida. Pero cada día seríamos más jóvenes y felices. Más tarde empezaríamos con la facultad, estudiando una carrera. Años después empezaríamos con el instituto mientras disfrutamos de las fiestas y aún saboreamos la vida universitaria.
Y es después del instituto cuando empezaríamos a ir al colegio y no tendríamos ninguna preocupación. Sólo tendríamos que disfrutar de la vida sin enfermedades, sin malos rollos y por supuesto con todo el tiempo libre que queramos.
Al final, seremos bebés, estando mimados por mucha gente desconocida y terminaríamos desapareciendo tras una bonita y placentera muestra de amor de nuestros padres.
Más o menos esto es lo que dijo Quino (de manera mucho más irónica) sobre vivir al revés, sólo que la he adaptado a mí punto de vista.
¿No sería mejor empezar a vivir tras la muerte y terminar con un gran orgasmo? ¿Qué opináis?
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